Los resultados mostraron que el 80,2 % de los productos empaquetados que se ofrecen en Bogotá tienen exceso de uno o más nutrientes críticos si se comparan con el modelo de la OPS. Si se comparan con el modelo chileno, ese porcentaje es del 66,4 %. Según Mercedes Mora, nutricionista dietista y profesora de las universidades Javeriana y Nacional, esto indica que estos productos tienen nutrientes adicionados en cantidades muy altas, lo cual es grave, ya que “la evidencia indica que hay una relación muy estrecha entre su consumo habitual y el desarrollo de enfermedades cardiovasculares”.
En los tres primeros lugares están las carnes procesadas, los dulces y los snacks; es decir, paquetes como las papas fritas. Si se compararan con el modelo de la OPS, el 97 %, el 95 % y el 92 % de estos artículos, respectivamente, tienen nutrientes críticos.
Esto implica que los productos con altos nutrientes críticos deberían tener etiquetas de advertencia que informe a los consumidores sobre la calidad nutricional de los productos. Para la ANDI las etiquetas actuales son claras. Pero estudios lo contradicen. Por ejemplo, Red Papaz presentó los resultados de una encuesta que mostraba que advertencias en los paquetes, como las que sugería la OPS, eran más útiles para saber si un producto era o no saludable. El Instituto Nacional de Salud, en febrero, hizo un ejercicio similar, donde encontró que de las personas que entrevistó, el 28 % aseguró que siempre miraba la información nutricional, pero la mayoría informó no entender dicha información.